Diferencias entre plataforma digital y activo digital

Hace un tiempo os comentaba aquí, por qué están tan de moda las plataformas digitales. Incluso enumeraba un pequeño decálogo con esos 10 puntos clave en torno a las plataforma digitales.

Sin embargo, todavía existe mucho desconocimiento sobre el concepto de ACTIVO DIGITAL, y si las plataformas digitales son o no un activo digital para la compañía.

Pues bien, la respuesta es depende. ¿Y de qué depende?, pues en parte del modelo de negocio y de cómo de interiorizada tengamos esa plataforma en la estrategia de la empresa. Y os detallo argumentos que permitirán entender de forma clara esto que os comento.

Del mismo modo que cuando una empresa adquiere una máquina para una de sus líneas de producción realiza un plan de inversión para su nuevo ACTIVO, en el ámbito digital se debe realizar lo mismo.

Una máquina que por ejemplo nos cueste 3 millones de €, no es una inversión que una empresa haga sin pensar y desde luego, es una inversión que activa en su balance, porque es un bien al que le va a sacar partido durante los próximos 10 o 15 años por poner un ejemplo.

Si con esta máquina lo que buscamos es producir piezas, analizaremos cuántas piezas pasarán por esa máquina a lo largo de los 15 años de vida que le vaticinamos, y haremos un caso de negocio para entender el retorno de la inversión de dicha máquina, y aplicaremos a cada pieza una parte de la amortización de la máquina también. A fin de cuentas, se trata de conocer el margen neto que dejará en nuestro negocio la inversión realizada en la máquina, pero la máquina la utilizamos para producir piezas, y lo que nos permite tener ingresos son la venta de esas piezas. Así pues, tenemos que definir una estrategia del impacto de la inversión en la máquina porque se convierte en un activo para nosotros, con el que podremos producir nuestros productos durante mucho tiempo (15 años en el ejemplo). Durante ese tiempo, la máquina necesitará de mantenimiento, ajustes, etc., que bien podrán ser realizados por personal interno en parte e incluso subcontratado a terceras empresas para temas puntuales o directamente en un modelo de tercerización del mantenimiento de forma que nosotros nos ocupamos únicamente de operar la máquina.

Ahora cambiemos al ámbito digital. Si decidimos invertir en una plataforma digital, tenemos que hacer algo similar. Crear un plan de negocio o un análisis financiero. Es más difícil definir el retorno de la inversión en determinados casos, sobre todo si va sujeto a un aumento de ingresos, y junto con la reducción de costes son aspectos donde el activo digital puede influir. Es necesario hacer un plan a 3 años como mínimo, independientemente de que se segmente en fases anuales o incluso trimestrales.

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Y aquí entra un factor clave. Si no adquirimos la plataforma, esto es, si lo que estamos adquiriendo es una licencia anual de un producto digital, no podremos considerarlo un activo, porque no poseemos el activo, y porque lo que abonamos es una licencia de uso temporal para un año en curso. Por lo tanto, el modelo de negocio es importante.

Sin embargo, si adquirimos los derechos de uso de forma ilimitada de la plataforma y su co-propiedad o incluso su propiedad, en ese caso sí tendremos un activo digital en nuestra compañía. Podremos pagarlo de diferentes formas, en modo CAPEX o en modo OPEX durante los años acordados con el suministrador, pero será un activo para nuestra empresa.

Y cuando decimos activo, hacemos hincapié en que es un elemento que hace nuestro negocio y empresa diferentes. La licencia de un software comercial difícilmente nos hará diferentes. Nuestro competidor acérrimo también tiene la opción de utilizar las mismas herramientas digitales, y por lo tanto, no generará una verdadera diferencia competitiva en el mercado. Ahora bien, si adquirimos una plataforma que está implantada e industrializa casos de uso de nuestro negocio propio, en ese caso, el concepto de ACTIVO DIGITAL cobra más sentido que nunca, porque realmente este elemento digital, la plataforma digital, nos permite diferenciarnos. Tendremos aspectos y particularizaciones que solo nuestra empresa poseerá, y podremos competir de forma más eficiente, porque nuestra competencia no podrá disponer de un activo digital en el mercado, tendrá que “fabricarse” el suyo.

Finalmente, como reflexión última, es evidente que estas plataformas digitales generan una capa de información y conocimiento superior sobre el resto de elementos de la empresa. Una especie de Gestor de Conocimiento o Knowledge Stock, que es uno de los aspectos más interesantes de las plataformas digitales: nos permiten hacer uso de ese conocimiento de forma transversal y seguir añadiendo conocimiento de forma permanente.

Conociendo este concepto de la gestión del conocimiento y la competencia, aquí van algunas preguntas para la reflexión:

  1. ¿Dejarías en manos de una herramienta de la que no eres propietario el conocimiento más preciado de tu empresa?
  2. ¿Estás dispuesto a que tu competencia tenga la misma herramienta que tú para diferenciarse en el mercado?
  3. ¿Consideras que tienes un activo digital en tu empresa?
  4. ¿Con qué tipo de modelo de negocio te sientes más cómodo, con uno en el que inviertes en un activo digital de tu propiedad que puedes amortizar o con otro en el que pagas por su uso y del que no serás propietario?

Si tus respuestas han sido “NO, NO, NO, inversión en activo digital”, es señal de que has realizado una reflexión mirando al medio plazo.

Alberto Conde Mellado

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