Si cerramos los ojos y nos imaginamos conduciendo un coche con el cristal frontal opaco, y cuyo volante solo podemos manejar mirando al espejo retrovisor central, sentiremos probablemente incertidumbre.
Y esa incertidumbre la genera el conocer que para poder actuar sobre el volante en una curva cerrada, el coche tendrá que estar fuera de la carretera para que por el retrovisor central podamos percibir que un cambio de rumbo es necesario.
La incertidumbre la genera la falta de control.
¿Quién conduciría hoy en día de esta manera? Probablemente nadie más allá que algún artista en algún espectáculo circense o show de verano.
¿Y si nos paramos a pensar cómo tomamos las decisiones a día de hoy en las empresas? Pensemos por un momento cómo es esta toma de decisiones en muchas compañías:
- Lo más probable es que tengamos sistemas de información estandarizados que son los encargados de captar toda la información y datos que necesitan los responsables de la toma de decisiones de la empresa.
- También es habitual encontrar una interoperabilidad complicada debida a que los estándares técnicos de los sistemas que vuelcan información en las empresas son diferentes. Esto hace que la toma de información compartida para tomar decisiones no sea siempre compartida o proceda de sistemas diferentes.
- Se toman decisiones con diferente frecuencia, si bien es típico y habitual hacer una valoración al cierre del mes para analizar cómo ha ido el mes anterior.
¿Cuál es la diferencia entre conducir un coche mirando al espejo retrovisor o conducir una empresa mirando a la información del mes anterior?
Si además los procesos de toma de decisión requieren de un proceso o círculo de firmas de aprobaciones, o de consolidación de la información, el retraso en la toma de decisiones será mayor y probablemente se esté analizando no el mes previo sino el anterior, aumentando el nivel de retraso y reacción.
En algunos casos hay empresas que ganan agilidad y tienen reuniones de toma de decisiones semanales, si bien se sigue mirando hacia atrás para esa toma de decisiones, y si los procesos y herramientas son las mismas, los retrasos y reacciones serán similares con el cambio de la frecuencia.
La foto anterior ilustra de forma gráfica esta situación, empresas que quieren “subir un puerto” para alcanzar una serie de objetivos. En lugar de mirar hacia el objetivo y entender lo que falta por recorrer, cómo están en ese momento y si sus “fuerzas” y recursos serán suficientes para afrontar el camino que les queda, invierten sus decisiones futuras en mirar hacia el recorrido que van dejando atrás, las curvas por las que ya se ha pasado, y la energía y recursos consumidos en llegar hasta el punto actual intentando cambiar lo que ya ha ocurrido.
Mirar hacia el pasado desgasta y si bien es importante saber de dónde venimos y cómo estamos, el futuro está en el mañana.
Hoy día existen herramientas y tecnologías capaces de anticiparnos parte del futuro por el que nuestras empresas van a viajar, sin embargo, el ingrediente que hace funcionar esa tecnología son las personas y su convicción. Es vital para una empresa empezar a anticipar el futuro o los futuros posibles de su empresa en función de su situación actual y de sus objetivos futuros, porque las decisiones para el mañana requieren de mirar hacia adelante y no tanto de mirar hacia detrás o de dónde venimos.
La proyección de lo que un negocio puede experimentar en el futuro conlleva riesgo, pero ¿y si lo comparamos con el riesgo de tomar decisiones mirando solo a los datos del pasado y además cuando esos datos incluso pueden estar ya obsoletos porque han ocurrido eventos importantes recientemente?
¿Cuál de las dos formas de actuar conlleva realmente más riesgo, toma de decisiones basada en información real pero del pasado, o en información incompleta proyectada que nos acerca el futuro?
Estas preguntas son las que requieren de una respuesta individual por parte de cada empresa, de forma que cada uno elija dónde pone el riesgo de su toma de decisiones, en información real pero del pasado, o en información incompleta proyectada que nos acerca el futuro.