¿Cuántas veces hemos escuchado el mensaje de que los robots están destruyendo el empleo?
La transformación digital tiene un componente inicial de automatización y digitalización, donde efectivamente hay empleos que desaparecen, pero no por ello el trabajo, que sigue persistiendo y se sigue realizando.
Y la clave de una verdadera transformación no es la automatización ni la digitalización de procesos que dan más datos, sino la capacidad de crear “nuevo valor” con ese escenario previo y con esta nueva materia prima.
Y precisamente esas “nuevas cosas” o ese “nuevo valor” son los que pueden generar nuevos trabajos que generarán nuevos empleos. Por lo tanto, si lo miramos de forma objetiva, la transformación digital no solo no elimina trabajo, sino que puede generarlo y crear nuevos trabajos que aportarán nuevos servicios y capacidades a las empresas, y que a su vez generarán nuevos empleos. Así que es evidente que hay empleos que desaparecen porque el trabajo (que no desaparece) pasa a realizarse por una máquina o por una inteligencia artificial, pero tampoco se puede negar que la necesidad de generación de nuevo valor puede promover la creación de nuevos empleos como anteriormente citaba.
Veamos un ejemplo: una empresa que elimina varios operarios porque automatiza una línea de producción con robots, no necesariamente se está transformando digitalmente, porque realmente lo que ocurre es que ese trabajo, que perdura, pasa a eliminar varios empleos y pasa a realizarse por unos robots que habrán supuesto una inversión. Lo que ha realizado es una digitalización de su proceso, que sigue siendo el mismo, dado que el trabajo se realiza de la misma forma pero por “otras manos”.
Ahora bien, si esa misma línea de producción se analiza en detalle y se optimiza el proceso productivo gracias a una transformación digital del mismo, entonces la cosa cambia. La empresa bien podría analizar las materias primas y optimizar el mix de éstas para la producción de sus productos terminados en función del estado, del cliente, de la estación del año o incluso de la temperatura de la materia prima o la temperatura ambiente de la línea de producción… son variables que el proceso no contemplaba hasta la fecha, pero que si se introducen en el mismo, generan un valor adicional. ¿Qué valor? Una mejor disponibilidad de línea, menos merma en el proceso productivo, y sobre todo más control sobre lo que va a ocurrir en el negocio. Y con el análisis y la supervisión de este nuevo escenario, se genera un nuevo trabajo, que generará también nuevos empleos.
Y siguiendo con ese nuevo trabajo, la empresa tendrá la capacidad de poder ofrecer servicios complementarios o incluso servicios nuevos a sus clientes y al mercado, dado que tendrá más control sobre su producción y también más conocimiento gracias a la transformación de los procesos y generación de nuevo conocimiento desde las nuevas áreas de trabajo definidas. Por lo tanto, transformarse genera nuevo trabajo y también nuevo empleo.
Un robot o una tecnología no transforman una empresa, sin embargo, la estrategia y la cultura en equilibrio con nuevas tecnologías son las que transforman los procesos y otorgan capacidad de generar nuevo trabajo a las empresas. Y cuando se genera nuevo trabajo útil y de calidad, las empresas se hacen más inteligentes, y por ende, más competitivas.
Un robot nos puede hacer competitivos durante un tiempo, pero si el resto de nuestra competencia hace lo mismo que nosotros, dejaremos de ser competitivos. Es evidente que no es una acción transformadora que permita una diferenciación significativa en el mercado.
Sin embargo, una transformación de procesos, una estrategia hilada con los medios digitales y empoderada por las personas (el empleo), es lo que hará a que nuestra empresa sea una empresa diferenciadora.
Alberto Conde Mellado